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Redacción Paradigma

Retos actuales de la comunicación y divulgación de la ciencia al gran público

Escrito por: Nicolás Arias Velandia

Líder Observatorio de Educación Virtual, Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano



Según Mark Thompson, periodista inglés del New York Times, ex-reportero de la BBC y autor del volumen traducido como Sin Palabras ¿Qué le ha pasado al lenguaje de la Política?, el lenguaje técnico y el lenguaje cotidiano se encuentran en el lenguaje público que usan los políticos y gobernantes para dirigirse a sus gobernados, a sus copartidarios y a la sociedad en general: cuando están en el gobierno deben enfrentar a diario informes y estudios de gran sofisticación y precisión científica y técnica, y también deben comunicar sus decisiones basadas en ellos en lenguaje entendible al gran público [1].


Esto nos ilustra hasta qué punto es importante conocer sobre ciencia: es fundamento de muchas de las decisiones que nos afectan a muchos, y que muchas veces toman los gobernantes a quienes hemos elegido para regir nuestros destinos. Así mismo, la ciencia es también fundamento del desarrollo de objetos, máquinas, eventos y prácticas de nuestra vida cotidiana [2]. Por este motivo, conocer fundamentos de la ciencia y de su funcionamiento es parte del ejercicio responsable e informado de la ciudadanía.


Por lo expuesto anteriormente, es de fundamental importancia la comunicación o divulgación de la ciencia o del conocimiento derivado de la ciencia, al gran público. Para poder hacerlo, hay que tener en cuenta los aspectos que se exponen a continuación.


El primer aspecto es tener en cuenta que el conocimiento científico y el conocimiento de la vida cotidiana son diferentes. En la ciencia los conceptos deben explicitarse y delimitarse, los términos y el lenguaje para referirse a ellos debe explicarse a los interlocutores para precisar a lo que se refieren dichos conceptos, y deben usarse para analizar los fenómenos (descomponerlos y recomponerlos para comprenderlos mejor); en este sentido, la actividad de la ciencia nos lleva a estudiar lo cotidiano en busca del funcionamiento normal de los objetos y eventos del mundo. En la vida cotidiana, los conceptos son flexibles, no necesariamente explícitos, y se expresan en lenguaje narrativo familiar en el que se cuentan las cosas, donde también se manejan muchos implícitos y presuposiciones, porque generalmente lo que se dice es lo que parece extraño, raro, o fuera de lo común, mientras que lo asumido como normal generalmente no se explicita y se maneja como presuposición entre personas que comparten un mismo contexto[3].


El segundo aspecto es que, dada la diferente naturaleza del conocimiento científico y el conocimiento cotidiano o de la vida diaria, cobran importancia las estrategias para comunicar el conocimiento científico a un gran público que, por lo general, está más familiarizado con el conocimiento cotidiano y con el lenguaje que lo expresa. De este punto surgen interrogantes como: ¿cómo comunicar el conocimiento científico al gran público? ¿se le presenta tal y como viene expresado por los científicos profesionales en sus comunicaciones? ¿o cómo debe traducirse a términos del lenguaje cotidiano, que dominan tanto los científicos como los no científicos? Estas preguntas cobran importancia porque si se opta por presentar el conocimiento elaborado tal y como lo hacen los científicos dentro de sus comunidades de especialistas, se asegura la fidelidad a lo que los científicos plantean, pero es posible que no sea comprendido por el público no especializado; por otra parte, si se opta por “traducir” lo que los científicos trabajan, descubren o desarrollan, es posible que se deforme el mensaje presentado porque se pone en la naturaleza del lenguaje cotidiano algo que proviene del lenguaje científico que, como se expuso, tienen una naturaleza muy distinta.


En respuesta a este segundo aspecto se han generado cuatro soluciones prácticas o alternativas de comunicación de la ciencia al gran público. Las exponemos a continuación.


La primera alternativa es la presentación en reportaje o nota periodística de hallazgos de investigaciones. Esta solución es tal vez la primera y la más antigua de todas, y hace parte de las notas de prensa y de la programación de noticias radiales, televisivas y en la web de los grandes medios de comunicación de masas. Esta alternativa, si bien logra dar una idea actualizada a la gente sobre lo que los científicos de diversas ramas están haciendo en el momento, enfatiza mucho el resultado de un solo estudio particular, y dado que el lenguaje y la actividad cotidiana enfatizan mucho más la novedad que lo que se considera habitual o “normal”, termina por dar al público una información que este asume sin el contexto de la tradición de estudios y de las discusiones que generan los hallazgos expuestos. Como los resultados de una sola investigación no son definitivos y cobran sentido con los hallazgos de otras investigaciones, entonces esta alternativa suele generar en el público la impresión de hallazgos descontextualizados y, a veces, en contradicción unos con otros.


La segunda alternativa es mostrar a los no científicos la forma en que los científicos destacados desarrollan su actividad. Esta alternativa da una impresión del trabajo científico más profunda que la de la primera alternativa y aporta a conocimientos que enriquecen la cultura general del público sobre lo que pasa en varios campos de la actividad científica. Sin embargo, esta alternativa no siempre da una idea clara al público de la naturaleza de la actividad que realizan los científicos, ni de su relación y diferencias con formas de razonamiento cotidiano.


La tercera alternativa es mostrar la actividad científica al público con el contexto de discusión y construcción en la cual sucede dicha actividad científica. Esta alternativa tiene una vertiente comunicativa, en la cual se muestra al público los hallazgos, lo que los científicos discuten en torno a los hallazgos, y su posible relación con la vida práctica cotidiana. También tiene una vertiente educativa, que trabaja en desarrollar estrategias para el aprendizaje tanto de contenidos, como de formas de hacer ciencia y de usarla en la solución de algunos problemas, para comprender su lógica [4]. Al parecer, esta alternativa es la que en la actualidad está generando mejores prácticas de divulgación científica orientada a la finalidad expuesta al inicio de este escrito: promover en el público un mayor conocimiento de la actividad de la ciencia, para lograr en él una ciudadanía que se ejerza de forma más informada y responsable.

[1] M. Thompson. 2017. Sin Palabras ¿Qué le ha pasado al lenguaje de la Política? Madrid: Debate.


[2] Organization for Economic Cooperation and Development, OECD (2016). PISA 2015 Results (Volume 1): Excellence and equity in education. Paris: OECD.


[3] G. Bachelard. 1938. La formation de l’esprit scientifique. Contribution a une psychanalyse de la connaissance objective. Paris: Vrin.

J. F. Larreamendy-Jöerns. 2002. Cuando querer saber no es suficiente: desafíos cognitivos del aprendizaje de las ciencias. Diálogos, Discusiones en la psicología contemporánea, vol. 2, páginas 15 –167.


[4] OECD, 2016, op.cit.

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