La cuestión no son las horas de sueño sino los hábitos de descanso, empezando por el rutina en la noche. Los estudios sugieren que los buenos hábitos de sueño pueden mejorar el estado de ánimo y el Promedio de Calificaciones (GPA) al mismo tiempo que limitan el aumento de peso.
Su sistema inmunológico utiliza el sueño como un momento para aumentar su lucha contra las infecciones, el cerebro dormido procesa lo que aprendió durante el día, crea recuerdos y conocimientos duraderos. Además, los cambios inducidos por el sueño en la presión arterial y los patrones de respiración pueden ayudar a mantener un corazón fuerte.
Los adolescentes que duermen más, tienden a comer una mejor dieta y a mantener un peso saludable, incluso, con mejores calificaciones y salud mental
Un equipo de la Universidad de Australia comprobó que los niños que menos dormían tenían un Índice de Masa Corporal más alto que los que habían dormido más debido a la fatiga nocturna: esta hace que la gente ansíe más alimentos grasos y azucarados. Por lo tanto, es posible que dormir menos - o esperar hasta altas horas de la noche para dormir - lleve al consumo impulsivo.
La epidemióloga Yaqoot Fatima comenta la alteración de dos hormonas en los noctámbulos: la leptina que nos hace sentir llenos y reduce la cantidad que comemos, y una segunda, la grelina (GREH-lin),la que nos hace querer comer.
"En general, la falta de sueño conduce a una alteración en los niveles de estas hormonas, eso, a su vez, afecta el balance de energía... y lleva al aumento de peso."
Los investigadores saben que dormir lo suficiente es generalmente útil. Pero dormir más no siempre es mejor, dice Andrew Fuligni, psicólogo en la Universidad de California, Los Ángeles. Cuando cambiamos la cantidad de sueño que obtenemos día a día, esto cambia nuestro ritmo circadiano.
Muchos adolescentes duermen hasta el mediodía del fin de semana después de levantarse a las 6:00 a.m. durante la semana escolar, esto cambios en la franja de sueño hace que "el cuerpo tenga un constante desfase horario" dice Fuligni.
Se ha demostrado que las siestas cortas estimulan la memoria y la atención en los adultos pero "lo que realmente importa es la duración de la siesta", concluye Jakubowski. Esas siestas útiles fueron rápidas - por lo general de menos de 30 minutos. En lugar de depender de las siestas, la gente puede - y debería - tratar de mejorar su sueño nocturno.
Se recomienda tomar de 30 a 60 minutos para relajarse antes de acostarse. Durante ese tiempo, "Guarde su teléfono y evite la luz azul de las computadoras", dice. Haga actividades relajantes que ayuden a su cerebro y cuerpo a prepararse para dormir y no lleve el teléfono con usted por la noche que las notificaciones pueden despertarlo.
Fuentes:
Stevens, A. P. (2019, 19 septiembre). Don’t snooze on getting enough sleep. Recuperado de https://www.sciencenewsforstudents.org/article/getting-enough-sleep-health-BMI-learning
T.S. Olds, C.A. Maher and L. Matricciani. Sleep duration or bedtime? Exploring the relationship between sleep habits and weight status and activity patterns. Sleep. Vol. 34, October 2, 2011, p. 1299. doi: 10.5665/SLEEP.1266.
J.M. Simón Fernández
Equipo Editorial
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