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Duvan Peralta

Las caras de la cultura de la cancelación


 

¿Qué es?

La cultura de la cancelación es como se le denomina al acto grupal de quitar todo tipo de apoyo a una figura pública como reacción ante una acción o mensaje que es altamente polémico. En muchos casos se hace un llamado a boicotear la carrera del individuo, pidiendo que se le despidan de su trabajo. Generalmente se ve como un juicio social ante un contenido que puede considerarse ofensivo por estar relacionado con temáticas sexistas, racistas, machistas o intimidatorias.


Cabe recalcar que la “cultura de la cancelación” en muchas ocasiones se ve desde una perspectiva negativa, debido a que puede abarcar acciones tóxicas en la comunidad digital, como lo es el juicio apresurado (sin pruebas contundentes) ante una situación que debería resolverse legalmente. Un proceso que de una forma u otra omite la presunción de inocencia del individuo, marcándolo y condenándolo a los más duros castigos, por tanto, lo envía al ostracismo si no puede manejar correctamente la situación.


En el mundo académico el consenso es que el acto de cancelar en redes sociales puede tener varias intenciones:


  • Dar lugar a la justicia social, en la cual el objetivo es castigar todo tipo de mensajes que inviten a la violencia o discriminación dirigida a grupos específicos.

  • Corregir un error, acto o conducta mal visto en la sociedad.

  • Un acto de venganza u odio hacia el individuo u organización que haya realizado la acción o mensaje, expresado mediante el uso de las redes sociales.

  • Una forma de auto placer en el cual “cancelar”, sacia la necesidad de reafirmar que estamos del lado “correcto y justo”.



 

Origen


En un artículo de Aja Romano, publicado en Vox Media se pueden encontrar varios puntos en los que se denota el inicio del uso de este término:


  • Se da cuenta de lo que habría sido uno de los primeros referentes al momento de utilizar el término “cancelar” para anular a alguien, ubicando este hecho en la película New Jack City de 1991.

  • Según Romano, en el 2014 se logra identificar lo que sería uno de los más grandes impulsos al uso de este término, puesto que en un reality show del canal VH1 titulado “Love and Hip Hop: New York” se puede observar cómo uno de los pretendientes cancela a su pareja en medio de una discusión; los internautas se apropiaron de este hecho en las redes sociales para realizar bromas.

  • En el año 2015 Black Twitter hizo uso de la palabra “cancelar” para reaccionar ante actos que desaprobaban.

  • El medio Primicias muestra cómo desde el 2017 se observa el auge del término cancelar y en los años próximos se empieza a usar la cancelación para hablar de actos reprochables de celebridades, escritores, influenciadores, etc.


 

Posturas


La cultura de la cancelación es una amenaza a la libre expresión:


Es la crítica al fenómeno que hicieron llegar varios académicos y figuras artísticas sin referirse explícitamente al término, por medio de una carta en la que aseguran:


“Las poderosas protestas por la justicia racial y social están llevando a demandas atrasadas de una reforma policial, junto con llamamientos más amplios a una mayor igualdad e inclusión en toda nuestra sociedad (…) Pero este cálculo necesario también ha intensificado un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y tolerancia de las diferencias a favor de la conformidad ideológica.” (A Letter on Justice and Open Debate, 2020)


En esta carta se expone que la cultura de la cancelación promueve un ambiente de intolerancia hacia las ideas contrarias, lo que pone en riesgo la libre expresión y el debate abierto de los diferentes puntos de vista, además de la simplificación de temas que necesitan un análisis a profundidad, en vez de una respuesta apresurada realizada por el impulso, la presión o el sentimiento.


En el comunicado dan a conocer diferentes ejemplos de las consecuencias de este ambiente intolerante a otras ideas :

“(…)Los editores son despedidos por ejecutar piezas polémicas; se retiran libros por presunta inautenticidad; a los periodistas se les prohíbe escribir sobre ciertos temas; profesores son investigados por citar obras de literatura en clase; un investigador es despedido por distribuir un estudio académico revisado por pares; y los jefes de las organizaciones son derrocados por lo que a veces son sólo errores torpes (…). (A Letter on Justice and Open Debate, 2020)



La cultura de la cancelación no existe:


Algunas figuras públicas, escritores y académicos afirman que la cultura de la cancelación no existe, aludiendo a que es una idea de personas que no quieren asumir las consecuencias por sus acciones y lo que publican, dado que siempre que se suba contenido de cualquier tipo, este va a recibir una retroalimentación, corriendo el riesgo de ser buena o mala.


Además, se han visto muchos casos en los cuales se planea cancelar a una figura pública por una acción considerada como ofensiva en la sociedad, por ejemplo, el caso de JK Rowling o James Gunn, casos en los cuales muchas personas han intentado boicotear sus carreras, dejan de seguirlos por redes sociales y piden no consumir contenido relacionado con estos personajes. Sin embargo, esta situación no ha pasado de ser un mal rato en redes sociales o un despido temporal, estos casos son un ejemplo de muchos en los que no solo no han impactado de una forma negativa a su carrera y relaciones, sino que los han vuelto más populares en determinados aspectos.


Por otro lado, se pueden ver opiniones al respecto acerca del tema como la que realiza Barack Obama, citado en el medio Primicias:

“A veces tengo una sensación entre ciertos jóvenes, y esto se acelera en las redes sociales, existe esta sensación de que la única manera en la que puedo hacer un cambio es juzgando lo que más se pueda en otras personas”

 

Un análisis realizado por Gwen Bouvier (2020) titulado Llamadas racistas y cultura de cancelación en Twitter: las limitaciones de la capacidad de la plataforma para definir cuestiones de justicia social adelantó una metodología de investigación en la cual se seleccionaron 8 hashtags de mensajes racistas entre 2017 y 2019, realizó una recopilación de 8.000 tuits por cada caso y clasificó los datos temáticamente.


Para el artículo que publicó solo analizó el hashtag #KellyPocha con el fin de realizar un análisis más detallado.


En el caso de #KellyPocha se muestra a esta madre canadiense borracha en una cafetería gritando a migrantes de oriente medio para que dejen de hablar de ella en su idioma. El videoclip se volvió viral en redes, donde llovieron críticas dirigidas hacia su moral, educación, personalidad, rol como madre, entre otros factores.






Bouvier menciona que en la investigación utiliza técnicas del Análisis Crítico del Discurso (ACD), que se interesa por encontrar las ideologías subyacentes en el lenguaje usado, que mantienen temáticas como el racismo y el sexismo.






Para cada tuit presentado se realizó un análisis que explica detalladamente el discurso que se utiliza; recordemos que en el discurso se pueden captar ideas fundamentales para comprender a profundidad de dónde viene el argumento del individuo, a quiénes involucra, cuáles son sus intenciones y con qué propósito utiliza determinadas palabras sea consciente o inconscientemente.


Al terminar el análisis Bouvier resalta las siguientes conclusiones:

  • Twitter juega un papel en la crítica pública del racismo.

  • Si se mira detalladamente el feed se puede ver que se equivoca y distrae la justicia social del contexto y situación al que va dirigido.

  • En el feed la persona a la cual se denuncia se convierte en una especie de demonio público, al que todos atacan, olvidando que es una persona de carne y hueso que puede equivocarse. Las personas relacionan sus acciones racistas, con otras formas de racismo extremo.

  • Se olvida el contexto de cómo una persona que bien puede ser una madre de tres hijos y trabaja en un concesionario, genera una idea racista en un estado de ebriedad e irritabilidad, y como personas normales en su ajetreada cotidianidad, frustraciones y en situaciones de estrés pueden llegar a reproducir unas ideas abiertamente violentas. Se pierde la proporción, el contexto y la historia.

  • Hay un gran sentimiento de placer por esta unión colectiva de convicción por rechazar todas las formas de racismo, que se convierte en una sensación de inteligencia, demostrada a través del dominio del discurso. Se encuentra una corriente emocional de indignación, así como deleite al reconocer al “malvado” que debe ser “cancelado





 

Conclusión

Observamos que la cultura de la cancelación en un inicio es pensada con el fin de hacer una llamada a la justicia social frente a los poderosos, una herramienta de contrapoder usada para castigar ideologías dominantes que violentan a una minoría, sin embargo, poco a poco vamos encontrando cómo este término es capaz de abarcar acciones como acoso, calumnia, bullying masivo y presión a un individuo que puede no ser una figura pública, sino una persona del común que se ha vuelto viral en las redes sociales y medios de comunicación tradicionales. Estudios académicos acerca de este fenómeno denotan líneas o límites que permean niveles de lo que se puede ver en la cultura de la cancelación:


  1. La respuesta a las acciones realizadas por figuras públicas, que en cierta medida no pasan de ser un “mal rato” para estas.

  2. Un acto colectivo que al ignorar todo lo relacionado a una figura pública puede crear un impacto en esta.

  3. La convergencia de un individuo a un enemigo público perdiendo de vista la proporción, el contexto y la historia, junto con el hecho de distraer a las personas del punto principal de la situación.

  4. El acto de calumniar a una persona, argumentando con una versión de los hechos que no ha sido comprobada y de la cual se necesita mayor investigación por la complejidad de la situación.


Por último, es notorio cómo en esta cultura de la cancelación el pensamiento simple predomina; con solo conocer una parte de la historia sacamos juicios apresurados y categorizamos a una persona o una situación de forma rápida, sin argumentos, llevados por impulsos emocionales que afectan nuestra perspectiva. Eso es lo que hace parte de nuestro día a día, dado lo rápido que consumimos información y en muchas ocasiones no profundizamos en ello.



Referencias



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